domingo, 17 de enero de 2010

Cada alma materializa inevitablemente las aspiraciones dadas ocasionales necesidades o satisfacciones oníricas. esta historia tiene una dedicatoria muy especial y es verdaderamente un honor escribir su nombre en las primeras palabras de esta escritura.

“Es increíble que tenga que escribir una carta para expresarme correctamente,

y es que no entiendes, que me duele ver tu dolor.

Ese frio infierno en que estás viviendo, lo quiero decorar.

Ven conmigo, supera todo y se feliz, se libre.

No es necesario escapar,

puedes, simplemente, estar dando un paso adelante.

El tiempo es inclemente,

aunque pareciera que se detiene avanza más rápido que nunca,

un día despertaras y te darás cuenta que los años han pasado,

y que has dedicado tu juventud a un sufrimiento innecesario.

Pero esto no tiene que ser así,

podrías hacer de tu vida una hermosa obra de arte,

manifestando en cada detalle toda la pasión y sublime armonía de tu alma,

liberando tu forma más pura y experimentando tus más grandes deseos.

Puedo mostrarte un camino en que no tendrás oportunidad de mirar atrás.

Vengare la muerte de tu inocencia y compensare con nuevas emociones tu angustia.

Yo, al igual que tú, he perdido todo… todo menos tú… y no me quiero hundir en las tinieblas,

por eso te pido que flotemos, encontremos la felicidad,

y cuando llegue el momento, descansemos eternamente satisfechos de lo vivido.

Acompáñame, dejemos todo atrás,

encontremos nuestro lugar

y gocemos de lo más dulce de la vida.

Por favor, no me dejes, te necesito a mi lado.

Te Amo”

Amo esta carta y todas las emociones que causó en mí, mientras la escribía sentí una armonía y una serenidad inimaginable, las palabras se escurrían de mis dedos para plasmarse en el papel de una manera tan segura y reconfortante que nunca he podido olvidar el preciso momento en el que escribí cada una de ellas. Luego, vino mi inquietud antes de entregarla, en mi mente habían mil pensamiento y la gran mayoría eran de arrepentimiento y, como si fuera poco, mi cuerpo reflejaba fuertemente todo mi nerviosismo. Después la resignación y satisfacción se apoderaron de mí al besar su frente luego que la tuviera en sus manos. Ansiedad creo que es la sensación que sentí los primeros días sin una respuesta, irritación e impotencia despues de dos meses sin saber nada de ella, angustia y tristeza despues del tercero y, finalmente, una infinita felicidad cuando, al cabo de cinco meses, volví a verla más resplandeciente y hermosa que nunca. Jamás olvidare las palabras que pronunció intentando inútilmente contener sus lagrimas– Tonto, que palabras más estúpidas – luego se acercó lentamente, me besó y preguntó - ¿Dónde planeas que se encuentre nuestro nuevo hogar?- y fue en ese momento cuando supe que mi vida se transformaría en un sueño del que no querría despertar jamás.

Poco tiempo después tomamos lo más necesario y nos dirigimos hacia el sur. Prometimos dejar atrás el pasado, buscaríamos una nueva vida y desde ahora seriamos conocidos como Stephen y Sofía Lawrence.

Vagamos sin rumbo por mucho tiempo, sufrimos hambre, frío, calor y sueño, caminamos, nos besamos, nos reímos, nos amamos. Pasó alrededor de un año de ilógica travesía cuando nos encontramos con un gentil hombre de oscuras ropas, cabello rojizo y muy alto que se dio a conocer como “Nero” que, muy entusiasmado, decidió acompañarnos en nuestro viaje. Aquel hombre era muy elegante y un verdadero erudito, se manejaba muy bien en las distintas las áreas del conocimiento, nosotros también somos bien entendidos en estas cosas y por lo mismo comenzamos a dedicar todas las tardes a largas conversaciones acerca de música, literatura, avances científicos y hasta política, tema que por lo demás aborrezco con todo mi corazón, pero que Nero y Sofía abordaban con mucha pasión. Pero esto no duró mucho, un día entramos a un hermoso pueblo, bastante poblado y a poca distancia del mar, entonces, Nero nos explico q este era su pueblo natal y nos agradeció el que lo acompañáramos hasta ahí, magnánima fue nuestra sorpresa al escuchar esas palabras, nunca imaginamos que lo que él en realidad tramaba era llegar a su lugar de origen. Seguido de esto y sin dejar que dijéramos cualquier cosa, ofreció dejarnos vivir en una casa de su propiedad con la condición de preocuparnos de cuidarla y mantenerla en buen estado, oferta que inmediatamente aceptamos, ya que despues de todo era lo que estábamos buscando desde el comienzo de nuestro viaje.

No nos fue difícil acomodarnos en nuestra muevo hogar y no tardamos mucho en tomar contacto con la gente del lugar, todos ellos eran muy simpáticos y serviciales. La casa era enorme, tenia antiguos muebles y estaba a unos dos kilómetros de un gran acantilado desde el cual se apreciaba una vista del mar insuperable. Cuando estuvimos ya completamente establecidos dedicamos nuestro tiempo libre pasear por el pueblo y en uno de esos paseos nos encontramos con una joven pareja y su tierno hijo de ocho años de edad. Aquella familia era encantadora y había llegado al pueblo hace unos tres años con el propósito de encontrar un ambiente tranquilo, lejos de las grandes ciudades. Con el tiempo nos empezamos a reunir con frecuencia, el niño, Mateo, era muy tierno y enérgico, yo con su padre siempre terminábamos jugando con él, gracias a él por primera vez consideramos con mi amada Sofía la posibilidad de tener un hijo, pero decidimos posponer el tema ya que ambos, a pesar de prometer enterrar el pasado, sentimos miedo de que la criatura que engendremos sufriera una vida tan tortuosa como la de nosotros, pero bueno, últimamente no ha estado tan mal pero en realidad aun me cuesta ser feliz.

Una tarde Nero llegó de visita, rara vez iba a vernos, pero siempre que aparecía en nuestra puerta nos comentaba lo bien que se veía la casa y nos agradecía que cuidáramos de ella, luego lo invitábamos a pasar y pasábamos el día entero en las entretenidas charlas que solo con él se podían producir acompañados de innumerables tazas de café. Pero esta vez era distinta ya que en ese momento estaban nuestros amigos en casa y su ánimo cambio drásticamente en cuanto los vio, entonces simplemente entro rápidamente sin decir una palabra, ya dentro recuperó su habitual personalidad y saludo con elegancia a todos los presentes, luego todos nos sentamos en los confortables asientos del salón principal y de la nada surgió una interesante platica acerca de la polémica y libidinosa sicología de Freud.

Pasaron las horas y la conversación agonizaba, entonces Nero se levanto bruscamente de su asiento y se acercó hacia mí y me pidió salir a dar un pequeño paseo para tratar algunos temas, lo cual acepte con gusto. Cuando abrimos la puerta se produjo una fuerte corriente de aire seco y caliente, lo cual me hizo decidir dejar en casa mi abrigo, en cambio, Nero simplemente se lo colgó del brazo. Mateo salió entonces y se dispuso a acompañarnos, a ninguno de los dos le molesto el que viniera, así que no se lo impedimos.

Despues de caminar unos minutos, Nero comenzó a hablarme en un tono de ultratumba que jamás había escuchado en él, comenzó diciendo que ya no podíamos seguir viviendo en su casa, luego dijo unas frases en latín que no supe traducir, seguidamente me dijo q no debía preocuparme por nada que él ya tenía todo preparado para nosotros y que confiara en él.

Comenzó a oscurecer y emprendimos nuestro retorno, fue un camino tranquilo y silencioso, hasta que divisamos a lo lejos un gran destello proveniente de nuestro destino, todos corrimos y al llegar quedamos atónitos al descubrir que un iracundo incendio se devoraba la casa, desde adentro se escuchaban unos escalofriantes gritos, el desplome del cuerpo inconsciente de Mateo hizo que lograra salir del fuerte ensimismamiento en el cual había caído y me dispuse a entrar, pero entonces Nero me detuvo y comenzó a decir una y otra vez con una esquizofrénica voz – no debes entrometerte, simplemente disfruta del bello espectáculo que nos brinda el fuego-, los gritos se hicieron más desesperados y estruendosos, esta vez solo reconocí una voz, la de mi adorada Sofía, estaba sufriendo y yo no podía hacer nada. Un tiempo después los gritos se silenciaron y solo se escuchaba el sonido de la madera siendo consumida por las despiadadas llamas, entonces caí de rodillas, llorando con la cabeza entre las manos, hasta q un fuerte golpe me obligo a descansar.

Cuando desperté estaba en el acantilado, era de mañana y escuchaba una voz que se iba aclarando poco a poco, era Nero que me decía -… es fuerte y sano pero aun así se desplomara muy pronto, despues de todo solo tiene ocho años y ya no tiene a nadie que lo ayude, tú al menos eras mayor y tenis a Sofía, pero bueno esto es lo único que encontré en buen estado y me pareció interesante traértelo, nos vemos en las tinieblas- entonces dejo un cuadernillo a mi lado y se fue. En ese momento cerré los ojos y con una gran angustia visualice a mi amada, luego tome el cuadernillo y lo abrí, era un diario de ella, de la que en sus últimos días se hizo llamar Sofía Lawrence, comencé a leerlo, hasta que llegue a ese día, aquel nueve de octubre en que mi escritura pasó a sus manos, entonces vi como estaba copiada, una vez tras otra, cada día de los cinco meces y dos semanas que la esperé, leí todo cada una de las hojas en que estaba escrita mi carta. Es verdad, mis palabras son muy estúpidas y absurdas, no sé cómo pude convencerla con esto. Creo que no tengo nada más que hacer, no tengo nada porque vivir y creo que solo me queda el abrazo consolador de las olas para ser feliz.
Wolfgang Matheus

domingo, 10 de enero de 2010

Rojo Intenso

Abro los ojos y veo el cielo, las nubes se mueven rápido, cambiando su forma, uniéndose, separándose, es muy hermoso y me dará algo en que distraerme. Después de unos minutos quedan en segundo plano dando lugar a pensamientos elaborados y sueños sin sentido. Ya pasando algún tiempo me pongo de pie y me acerco al precipicio a ver el sol, se acerca el ocaso, es una vista hermosa, para qué describirla si se ha hecho tantas veces, solo quien lo haya visto sabe lo hermoso que es. Tengo sueño y mi casa está muy lejos, miro hacia abajo y veo las rocas, esas gigantescas estructuras que soportan fuertemente el reiterado azote del mar, desde aquí se ven pequeñas, aunque confortables y me parecen un buen lugar para dormir. Pero me abstendré de dormir entre ellas para poder hacerlo en mi cama, un lugar aun más frio y doloroso, lejos de algún otro ser viviente que me proporcione el calor que necesito.

No siempre fue así, hubo un tiempo no muy lejano en que yo tenía el calor de la vida a mí alrededor, con una hermosa compañera, quien en no mucho tiempo sería mi esposa, era gentil y una prodigiosa amante. La amaba, la amaba, ¡la amaba!, pero aun así no pude controlarme.

Al ver su sangre correr por su delgado y pálido brazo no pude reaccionar para nada, estuve completamente fuera de mi, solo me podía concentrar en ese delicioso rio rojo que brotaba de su suave mano.

Segundos más tarde, cansada ya de que no respondiera a sus desesperadas peticiones de ayuda, me pasó el cuchillo responsable de tan hermosa fuga y buscó las vendas que volverían a aprisionar parcialmente el exquisito fluido. ¿Cómo iba yo a permitir eso? ¿Cómo podía ella atreverse a detener el proceso que tanto me fascinó? Esto no lo podía permitir, entonces decidí que debía abrir más puertas en su cuerpo para que la sangre fuera libre, me acerqué lentamente hacia ella y abrí su brazo izquierdo, aquel que tantas veces había acariciado mi cuerpo, desde el hombro hasta el codo, gran apertura de donde brotó una considerable cantidad del rojo líquido. Segundos más tarde continué con tres heridas de parecidas proporciones, dos en el estómago y una en su pierna derecha. Ella no hacía nada, solo contemplaba con una horrorizada mirada como yo disfrutaba de mi actividad, entonces solté el cuchillo y comencé a ampliar con mis propias manos los tajos ya hechos, fue entonces, y no antes, cuando ella comenzó gritar, gritos desesperados de dolor y angustia que completaron mi placer y llevaron al éxtasis, realmente fue muy placentero para mi separar la carne del hueso al son de sus gritos, hasta que, al fin, logré arrancar lo que tenía más apegado a su cuerpo, su alma.

Su cuerpo quedo tirado, sin vida, y yo, bañado en mi elixir del placer, la cargué hasta nuestra habitación y la posé en nuestra cama, donde ahora, unas horas después, se encuentra serena, esperándome paciente. Pero yo demoraré en llegar, pues, disipado mi placer, comienzo a pensar en lo que he hecho, la culpa me atormenta y me incita a dormir, en lugar de con mi amada, con las magnánimas rocas al fondo del precipicio.

Pero algo me detiene, un vehículo se estaciona en frente de mi casa, al parecer es una vieja amiga… que mala suerte tiene.

Wolfgang Matheus


viernes, 1 de enero de 2010

Incondicionalidad

Esta muy distinta, antes era tierna, cálida, muy simpática, pero ya no. Yo la amaba, era hermosa y tenía unos ojos verdes espectaculares cuando te miraba tu podías ver su alma a través de ellos. Su pelo, su pelo era largo y sedoso, de un negro intenso. Su piel morena como el café y su cuerpo como el de una bailarina de ballet. Pero no solo era hermosa, su mente era brillante, podías hablar horas con ella, sabia de todo, historia, matemáticas, física, filosofía, química, etc., tema que se ponía en la mesa ella lo comentaba y discutía. Ahora esta callada todo el día, sin pensar en nada, el calor de su cuerpo se ha ido, además esta mas hinchada, su piel pálida y su olor me está comenzando a causar nauseas. Pero no puedo engañarlos, aun la amo y seguiré con ella, en la misma cama, soportando su indiferencia, por el resto de mi vida.

Wolfgang Matheus