miércoles, 15 de septiembre de 2010


Se te ha hecho tarde y corres hacia tu casa. Las calles vacías y oscuras, seguramente estas asustada, tienes miedo de que te asalten o algo parecido.

No imaginas que te observo desde las sombras, desde aquí puedo oler tu sangre circulando por tus arterias. Espero el momento justo para tenerte en mis garras, mi lengua desea tu piel y mis colmillos tu carne.

Tus pies pueden haberse detenido, pero tu corazón aun late agitado. Una voz de ultratumba ha de preguntarte la hora, pero tú no respondes y continuas caminando cabizbaja. Me molesta tú actitud, aun no te hago nada, además, me gusta ver a mis presas a los ojos. Estoy realmente molesto...

Es el momento, en cuanto mis ojos lo ven llego rápidamente a tu encuentro. Te detienes asustada y me miras horrorizada, tu expresión me hacer sonreír y es entonces cuando logro encontrar tu mirada. Ahora eres mía, no hay nada que puedas hacer, eres de mi propiedad y solo yo decido que hacer contigo. Tu cuerpo está al dente y lo primero que quiero hacer es besarte, besar aquella boca que tanto habrá de gritar.

Un baile estaría bien antes de comer, tu cintura parece apropiada para ello. Saboreo tu cuello y no está mal, me recuerdas a otras tantas que no es preciso mencionar. Tu ropa ya esta echa tiras y tu más calmada, no todo es tan malo para ti, te necesito complacida aunque agitada, unos orgasmos son excelentes para ablandar tu carne.

Maldita sea la hora, me estaba divirtiendo, pero he de verter tu sangre sobre tu cuerpo y lentamente tragar tu aliento y engullir tu alma.

Wolfgang Matheus

domingo, 5 de septiembre de 2010

Su cara no lo mostraba pero él estaba feliz, no entretenido, ni satisfecho, ni orgulloso… simplemente era feliz.

La vida suele ser tan dura, pero este corte de carne está tan delicioso. Hoy soy una persona, solo una persona, humano quizás. No tengo familia, no tengo amigos, ni sueños, ni esperanzas. Este día no hay amargura, no hay decepción, no hay simpatía, ni amor. Las lágrimas están lejos, acompañadas de las risas, matando al placer. ¿Será que estoy contento? ¿Se podrá vivir feliz solo viendo dos colores en el arcoíris?

Wolfgang Matheus