Entonces inesperadamente se quedó en silencio. Su ceño
estaba fruncido, sus puños apretados y su labio inferior fuertemente atrapado entre sus dientes. Aun así era increíble lo hermosa que se veía, debo
admitir que antes de preocuparme por aquella reacción, me quede admirando su cara,
almacenando en mi memoria esa expresión tan especial. Era un grito de ayuda lleno
de fortaleza, una guerra dentro de una burbuja, una tristeza iracunda que subía
por su vientre y era... hermosa. No fue hasta que vi una lágrima surgir de su ojo izquierdo
cuando espabilé y la abracé, es lo mejor que se me ocurrió hacer, soy pésimo
para estas situaciones…
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