domingo, 22 de agosto de 2010

Un vals con la muerte

Esa mirada maliciosa,
aquella sonrisa en sus labios,
sus pies deslizándoce al ritmo de la música,
y mis manos en su delicada cintura.
Me encanta cuando susurra al oído y ríe.
Su pelo que se confunde a ratos con ese perfecto vestido negro,
su elegante movimiento.
Se le ve tan alegre,
solo existe para esto.
Como una navaja sus blancas manos cortan mi cuerpo,
me habla del arriba y abajo, pero no entiendo mucho,
yo quiero bailar,
que el vals no termine.
Con más energía la llevo de un lado a otro...
y ella ríe,
solo ríe ,
y baila
y es hermosa,
es perfecta.
Nos detenemos,
una copa de vino
y continuamos,
esta vez descalzos,
descalzos bailando sobre el agua de rubí,
el salón ya en silencio,
pero nuestros pies aun se mueven,
sus alas aparecen,
con una traviesa mirada,
su venenoso aliento detiene mis pies.
Que frió,
que cansancio,
que belleza,
que dulzura.
Wolfgang Matheus